Joyería Amazig
Identidad de los pueblos beréberes
Colección Jorge Dezcallar de Mazarredo
Desde el 12 junio de 2024
Horario: de lunes a viernes de 9:00 h. a 15:00 h.
Sede de la Fundación El legado andalusí en el Corral del Carbón. C/ Mariana Pineda, s/n. Granada
La joyería es un elemento profundamente simbólico de los pueblos amaziges -tradicionalmente denominados beréberes-. Estos han habitado desde la Antigüedad en el norte de África, entre el oasis de Siwa, en Egipto, por el este, y el Océano Atlántico y las islas Canarias por el este. Y desde la costa mediterránea por el norte hasta la zona meridional del desierto del Sáhara y la cuenca del río Níger por el sur.
Son pueblos que han mantenido numerosos contactos con los habitantes de la península ibérica a lo largo de la historia. Estos contactos se intensificaron de manera muy especial durante el período andalusí. En Granada el componente amazig fue especialmente importante durante el siglo XI, cuando una dinastía beréber procedente de la actual Argelia, los Ziríes, gobernó el reino taifa de Granada y decidió trasladar la capital desde Madinat Ilbira a Granada. En ese momento la convirtieron en una “madina”, dotándola de numerosas estructuras que han condicionado la configuración actual de la ciudad.
Esta joyería, portada principalmente por mujeres, ofrece abundante información sobre los pueblos amaziges. La variedad de técnicas (filigrana, esmaltado, grabado, fundido, nielado…) y de materiales (principalmente plata, pero también coral, piedras preciosas, monedas, cuentas de vidrio o de plástico, cuero, etc.), explica su larga historia y su geografía, en contacto con otros pueblos mediterráneos y del África subsahariana. Ofrece información también sobre sus creencias, pues es una joyería que está dotada de importantes cualidades apotropaicas: estas joyas son utilizadas en muchas ocasiones para atraer el bien y repeler el mal. También sobre su economía, puesto que era una forma de invertir los ahorros, que siempre podrían venderse en caso de que los tiempos así lo demandaran. Y sobre sus hábitos, pues es innegable la utilidad práctica que tenían estas joyas, empleadas para sujetar sus mantos, en un contexto en el que no utilizaban botones, cremalleras u otros broches. Del mismo modo, presentan el mismo tipo de decoración que el resto de manifestaciones artísticas beréberes: alfombras, arquitectura… e incluso los tatuajes de sus propios cuerpos.
En la exposición se muestran alrededor de 200 piezas de la colección que durante largos años y viajes ha reunido el diplomático español Jorge Dezcallar de Mazarredo. En ella se observa la gran variedad que presenta la joyería amazig, representada en joyas de Libia, de Túnez, de Argelia, de toda la geografía de Marruecos, e incluso de zonas de otros países de población tuareg como Mauritania. De este modo se exponen diademas, bandas frontales, colgantes, pendientes, collares, pectorales, fíbulas, amuletos, pulseras… que junto a su innegable belleza -pese a la sencillez de algunos de sus materiales-, ofrecen una riquísima información de estos pueblos vecinos.
Junto a todas estas joyas, se muestran también nueve obras pictóricas realizadas por el pintor Jesús Conde Ayala, óleos sobre metal inspirados en las piezas que componen esta colección. A su vez, la exposición se complementa con un magnífico tapiz beréber prestado por la Secret Berbère Gallery, recientemente instalada en nuestra ciudad.
La exposición se acompaña de un catálogo de 348 páginas, en el que colaboran algunos de los mayores especialistas sobre la temática, como la profesora de la Universidad de Alcalá, Helena de Felipe, el profesor de la Universidad de Granada, Bilal Sarr o la profesora de la Universidad de Boston, Cynthia Becker, que realizan distintos estudios sobre el mundo amazig que dan paso a la presentación pormenorizada de su colección por parte del Embajador de España Jorge Dezcallar de Mazarredo.