Maŷrit, el Madrid andalusí

(Parte I)

Madrid fue una vez andalusí. No habían pasado ni 150 años del desembarco de Tarik en la Península Ibérica, cuando Muhammad Ibn Abd-er-Rahmam al-Awsat, emir de Córdoba, decidió construir una muralla alrededor de Maŷrit.

Desde entonces, figurará en todos los libros de historia que el hijo de Abd-er-Rahmam II, Muhammad I, es el fundador de esta noble ciudad de al-Andalus, tal y como dijo el geógrafo al-Himyari.

 

Con frecuencia nos sentimos enorgullecidos del pasado andalusí en el sur de España considerando tal herencia un beneficio indiscutible para nuestro pasado histórico. Como madrileña y autora de una novela ambientada en el Madrid islámico me pregunto: ¿Por qué, entonces, no nos sentimos los madrileños igualmente orgullosos de ese pasado islámico que nos compara e iguala con la grandeza de Córdoba, Toledo o Granada?

Madrid no debió de ser distinta a otras ciudades andalusíes. Situada muy cerca de la Marca Media peninsular, Maŷrit, se construye como una ciudad fronteriza y por lo tanto defensiva. En mi novela Maŷrit entre dos murallas, recreo el ambiente de lo que podía haber sido Madrid allá por el siglo IX: “Maŷrit no era la ciudad ordenada y madura que era Córdoba. Era una ciudad adolescente. Nadie cuidaba de limpiar las calles, sucias de los excrementos de caballos y camellos. Nadie ponía orden en el mercado, ni siquiera el almotacén, pues era evidente que no lo había”.

Fachada oeste de la Mezquita-Catedral de Córdoba.

Fachada oeste de la Mezquita-Catedral de Córdoba.@Xurxo Lobato

Muy pronto ocuparon la villa albañiles con carros y acémilas que cargaban los ladrillos y los componentes que darían origen a la argamasa, compuesta de cal y canto. No utilizarían el granito, a pesar de ser más fácil de obtener, porque era demasiado resistente. Cuando la muralla fue alargándose se levantaron las corachas y más tarde las puertas de acceso a la ciudad. Con las primeras se utilizó el mismo sistema de cajas de mampostería y en cuanto a las torres, serían de planta cuadrada, tal y como era costumbre entre los Omeyas.

De aquella manera el bullicio de Maŷrit pasó de ser “de voces de mercado al de pedernal y madera, gritos de alarifes indicando la corrección de la obra, de carros tirados por bueyes mugiendo al recibir el golpe de los látigos. gritos de obreros accidentados, oprimidos por las enormes y desiguales piedras, de los aguadores indicando que llevaban agua para los sedientos trabajadores.”

Pero… ¿por qué eligió Muhammad I Madrid para levantar una muralla?

Vista de Toledo: en primer plano el Puente de Alcántara y el Alcázar al fondo

De origen romano, el puente fue reconstruido en el siglo X. A la izquierda con el Alcázar al fondo, hoy sede del Museo del Ejército.

Vista del Puente de Alcántara de Toledo, desde las dos orillas del río Tajo.

El Puente de Alcántara, sobre el río Tajo, con la Puerta del Triunfo en uno de sus extremos.

 

Según Manuel Montero Vallejo, tres son los factores tradicionalmente invocados: la función de vigilancia, la defensa de Toledo y su calidad de ribat. Cristina Segura va más allá y dice: “Atendiendo a esto, el origen de Madrid se debería a la defensa frente a los reinos del norte. Pero no debe olvidarse que los enemigos de Córdoba eran también los muladíes y mozárabes de la Marca Media, sobre todo los toledanos. El emplazamiento de Madrid al norte de Toledo le suponía convertirse en un importante foco de control para evitar nuevas alianzas entre estos y los cristianos del norte, con quienes tenían sin duda mayor comunicación que con los cordobeses”.

Mientras que los cristianos no empezaron a levantar murallas importantes hasta finales de los siglos XI y XII, los musulmanes trajeron su técnica de Oriente y la introdujeron en su vida cotidiana. Palabras como atalaya, castillo, fortaleza, de procedencia árabe, quedaron en el vocabulario español para el fin de los siglos, lo que demuestra la capacidad defensiva de los nuevos pobladores.

Todo lo anteriormente dicho nos lleva a la misma conclusión, y no es otra que la que expone Fernando Valdés Fernández en Maŷrit, estudios de arqueología medieval madrileña: “Sabido es que, en época islámica, como poco, una población alcanzaba la categoría de ciudad ─madinat─ por el hecho de contar con una muralla en su entorno” […] “Se trata, en última instancia, de un matiz jurídico: quien fortifica un poblado lo convierte en ciudad, lo funda como ciudad”.

Las teorías que indagan en un Madrid de origen romano no se mantienen ante tantas y categóricas pruebas de origen musulmán. Es bien cierto que antes que los árabes hubo en tierras madrileñas asentamientos de villae romanas, cuyos escasos vestigios se han descubierto en la Casa de Campo y en el municipio de Barajas. Pero se trata de piezas pequeñas y de escaso valor documental.

La teoría del origen del Madrid romano no se justifica, al menos arqueológicamente hablando, y ya sabemos que la historia se escribe por medios arqueológicos, que son los que dan fe de la vida pasada.

Exterior Palacio Real de Madrid

Exterior Palacio Real de Madrid.

Dentro y fuera de Madrid, los musulmanes construyeron y fortificaron. Dentro de la al-mudayna, es decir, la zona fortificada, se construyó la residencia militar. Amparaba aproximadamente a 2.500 fieles entre los cuales no sólo había militares sino profesionales relacionados con la vida militar, como carpinteros, herreros o mozos de cuadra, que hacían la existencia de los súbditos del emir mucho más sencilla.

 

Carolina Molina.
Es periodista y escritora de novela histórica.

 

Bibliografía:
SEGURA, Cristina. El origen islámico de Madrid y las relaciones con los reinos cristianos.
RETUERCE VELASCO, Manuel. «Testimonios materiales del Madrid andalusí. Testimonios del Madrid Medieval (El Madrid musulmán)». Serie de cursos y conferencias. Museo de San Isidro, Madrid 2002.
MONTERO VALLEJO, Manuel. El Madrid Medieval. Ed. La Librería, Madrid, 2003.
Maŷrit. Estudios de arqueología medieval madrileña. Edición de Fernando Valdés. Ediciones Polifemo, Madrid 1992.
Las murallas de Madrid. Arqueología medieval urbana. Monografías de Patrimonio Histórico. Ediciones Doce Calles, Madrid 2003.
GEA ORTIGAS, María Isabel. Los viajes de agua de Madrid. Ediciones La Librería. Madrid, 1999.
MOLINA, Carolina.Maŷrit entre dos murallas. Entrelineas Editores. Madrid, 2004
http://www.madridmedieval.com

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